SERIE DE RELATOS ALUSIVOS A LA MADRE. MADRE HAY UNA SOLA

 

Madre hay una sola.

Daniel Aravena Bolívar., vecino de Plaza Fidel Muñoz Rodríguez
Daniel, su hermana Pamela y su Madre

Convencido soy de que el ser más importante en nuestras vidas, es nuestra madre, la que nos dio la vida, la que traspasó en la gestación y al momento de nacer a través de su cordón umbilical todo su amor y cariño maternal, y convencido estoy de que su ausencia en cualquier momento de nuestras vidas puede generar heridas imborrables, en nuestro desarrollo como personas, tanto en nuestra forma de ser , nuestra personalidad y de cómo enfrentar el presente y futuro , todo sin ella. 

La partida de mi mamá

El siguiente es un relato de lo vivido en mi infancia junto a mi hermana Pamela.

Cerca de las siete de la tarde del 7 de octubre de 1973 mi hermana bajó al primer piso de nuestra casa de aquí en la Plaza Fidel Muñoz Rodríguez, y, como todos los días, ella le contaba una película a mi mamá, a quien meses antes mi papá le había armado un dormitorio en el living. Mi mamá estaba enferma de un cáncer de mamas, descubierto en 1970. A ella le gustaba que una niña de cinco años, su hijita, le contara historias mientras ella estaba acostada. Otras veces era mi mamá quien nos contaba las historias.

A veces, no podíamos hablar porque estaba cansada o porque ya se había dormido. Ese fue uno de esos días. Estaba recostada de lado, con la cara hacia mi hermana, durmiendo. No quiso despertar, a pesar de sus alegatos. Quería contarle una historia fantástica de Los Tres chiflados, pero ella no despertó. No quiso seguir molestándola. Con mi hermana nos fuimos a comer la carbonada que había preparado nuestra nana, la Lolito. Afuera había toque de queda, así que mi papá estaba desde temprano en la casa con nosotros. Todo se veía extraño, mi papá no paraba de hablar por teléfono en voz baja mientras los niños comíamos. Hablaba, cortaba, volvía a marcar, hablaba y volvía a cortar. Al ver que el último de nosotros había terminado la sopa, paró de llamar y se acercó. Y nos dijo: Niños, les voy a contar algo, pero no lloren, nos dijo muy serio. Nos miramos con cara de sorpresa; ¿por qué íbamos a llorar?

Con expresiones de extrañeza, intentábamos convencerlo de que no se detuviera; queríamos saber ese secreto que estaba guardando. Él pareció entenderlo. Se acercó un poco más, apoyó sus manos en una silla del comedor de diario y mirándonos a los ojos, nos dijo: La mamá murió.

Corrimos hasta el living; Nos arrodillamos al lado de ella y lloramos. Éramos dos niños, Yo con 8 años y mi hermana de 5. Mi mamá ya no estaba de pijama ni parecía estar durmiendo. Ahora lucía elegante, con un vestido negro, recostada sobre la cama hecha y con las manos cruzadas sobre su pecho. La tocamos, sentí su piel helada y noté que notamos que no respiraba.

Pasaron largos minutos hasta que con mi hermana nos encontramos de frente, nos abrazamos y le dije; Pamelita, nos quedamos sin mamá. Cuando volvimos al living, mi papá estaba sentado en un sillón al lado de la cama y también estaba llorando. Mi nana me explicó que en la noche bajarían cuatro ángeles que tocarían trompetas y mi mamá subiría al cielo. Arriba, Dios le pasaría ladrillos para que ella construyera una casa y nos esperara. Nos dijo que, si queríamos, le diéramos algo para que nos recordara. Mi hermana le dejó su conejito de trapo y yo, mi Pato Donald. Al día siguiente, mi mamá no estaba. Los ángeles habían hecho su tarea, pero a medias: ahí, sobre la cama, estaban el conejo de mi hermana y el pato Donald.

Mi mamá falleció a la edad de 39 años, sabiendo que sus hijos probablemente tendrían una infancia difícil. No se equivocó. Mi padre al tiempo se casó nuevamente, pretendiendo entregarnos una sustituta. Nunca eso se iba a dar. El cariño de una madre a sus hijos es innato, madre natura.

Hoy ya a mis 56 años, y mi hermana con 53, su ausencia desde tan temprana edad significó un mar de cosas que hemos debido sortear a lo largo de estos años, tanto en nuestra infancia, o como simplemente celebrar en el colegio El Dia de La Madre, en esos momentos en nuestro caso quien concurría al colegio era nuestro papá, nuestra adolescencia y como también hoy en nuestra madurez. Estoy convencido de que si ella estuviera viva todo habría sido distinto, pero la vida así se nos dio, nadie la pudo reemplazar y nadie lo hará, eternamente vive en nuestros corazones, Madre hay una sola.


Comentarios

  1. Hermoso relato Daniel, gracias.

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  2. Le abrazo agradeciendo este bello relato que nos conecta con los, sentimientos más profundos de un hijo o hija. Por seguro está orgullosa de uds. Y con la casa lista para cuando llegue el reencuentro
    Felicito sus logros y lo que ha construido.

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  3. Ufffff a veces uno cree que a vívido situaciones difíciles, pero luego de leer tu historia ,( la que se agradece por haber compartido) llena de sentimientos y emociones , escrita por un hombre adulto hecho y derecho, más en tus letras se deja ver que nunca dejarás de ser el niño de Maná. Hermoso relato. Gracias Daniel.

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    1. Sergio muchas gracias por tus palabras. Lo escribí con el ❤.

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  4. Querido Dani los que te conocemos de siempre sabemos lo difícil que fue tu historia de vida, pero sin duda ella siempre los cuido desde arriba, ya que eres un gran hombre y gran vecino un abrazo 🤗

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  5. Daniel querido, tuve la suerte de conocer a tu madre, una morena alta, con melena, pelo negro azabache, distinguida y elegante, una dama, y siempre con sus niños, un abrazo al cielo para ella y un orgullo para ti ser su hijo.

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    1. Me gustaría saber quien escribe, para agradecerte tus palabras. Tal cual describes a mi madre, así era ella.

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    2. Daniel soy la mamá de paulina y patricio Vaccaro D.

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  6. Dany me provoco mucha tristeza tú relato a pesar que yo sabía lo sucedido pero al contarlo tú con cada detalle de lo acontecido llegó profundamente a mi corazón y estoy segura que tú madre está muy orgullosa del gran hombre que eres hoy. Te dejó un abrazo

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  7. Querido Daniel que emocionante y maravillosos relato de el amor tuyo y tu hermana por tu madre. Un gran abrazo.

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  8. Hermoso y sentido relato Don Daniel ....la historia de nuestras vidas se escribe en lineas torcidas pero... así se descubre el amor que les hizo sentir a tan temprana edad y que ustedes lo atesoran hasta estos días y la recuerdan …y al recordarla esta viva en sus corazones y ahora en los nuestros t6ambien ,este seguro que esta orgullosa de lo que Ud. es : un esposo ,padre ,trabajador y responsable con su familia y con la comunidad con su servicio desinteresado que nos ha prestado y que nosotras lo hemos comprobado ...Gracias por compartir un recuerdo ( ahh y un estupendo bailarin )

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  9. Tu relato, Daniel, no deja de emocionar. Ahora que no tengo a la mía, lo puedo entender mejor. Gracias

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  10. Gracias por contarnos ,tu experiencia, los que no tenemos aunviva sabemos que madre hay una sola, gracias,

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