HISTORIAS DE LA AVENIDA FERMIN VIVACETA


HISTORIAS DE LA AVENIDA FERMIN VIVACETA[1],[2]:
Avenida Fermín Vivaceta (conocida solo como Vivaceta) es una arteria vial que cruza las comunas de Independencia y Conchalí, en el sector norte de Santiago de Chile.
Historia
El Hipódromo Chile es uno de los principales hitos de la Avenida Vivaceta.
Fundada con el nombre de Camino de Las Hornillas, sus orígenes se remontan a 1779. Constituía uno de los tres ejes principales del ingreso al sector de La Chimba junto a La Cañadilla (Avenida Independencia) y el Camino del Salto (Avenida Recoleta). Estaba ubicada en el sector poniente de la quinta del corregidor Luis Manuel de Zañartu.
Durante el siglo XX la calle fue rebautizada en honor a Fermín Vivaceta, destacado arquitecto que trabajó en obras como la Casa Central de la Universidad de Chile, la torre de la iglesia de San Francisco y el Mercado Central de Santiago, entre otros. En 1953 se levantó un monumento con su figura en la entrada de la avenida, el que luego fue trasladado a la intersección de la Alameda Libertador Bernardo O'Higgins con Diagonal Paraguay, en la comuna de Santiago.
Aunque se trata de una avenida de carácter comercial y residencial, Vivaceta también cuenta con algunos hitos urbanos como el Hipódromo Chile y el Teatro Libertad.1​ 2​También allí se ubicó el famoso burdel de María Carlina Morales Padilla, la Tía Carlina, destacado por sus shows de transformismo.3​4​
Recorrido
La calle comienza en la Avenida Santa María, naciendo como una continuación de la Avenida Manuel Rodríguez a un costado de la Autopista Central y sobre la Costanera Norte. Hacia el norte cruza calles como Gamero, Domingo Santa María, Central, Francia, Nueva de Matte, Hipódromo Chile, Dorsal, Catorce de la Fama y Roma. Al llegar a Negrete se divide con Santa Inés, quedando con el tránsito vehicular en dirección sur. Finaliza al encontrarse con Avenida Independencia en la esquina de Avenida Los Zapadores.


CUANDO VIVACETA NACIÓ COMO LAS HORNILLAS
Por largo tiempo, los caminos de La Cañadilla (trazado sobre el ancestral contacto del Camino del Inca sobre el Valle del Mapocho) y de la Recoleta (nacido como la ruta a El Salto), fueron los únicos importantes en La Chimba de Santiago.
Según coinciden autores como Carlos Lavín en "La Chimba", recién en 1779 se abre el llamado Camino de Las Hornillas, después Callejón Las Hornillas, futura avenida Vivaceta, probablemente como consecuencia del mejoramiento de las relaciones entre ambos lados del río Mapocho gracias a la construcción del Puente de Cal y Canto, por iniciativa y obstinación del Corregidor Luis Manuel de Zañartu. De hecho, el camino se encontraba a espaldas de la gran propiedad que éste poseía por la entrada de La Cañadilla.
El primer trazado del Camino de Las Hornillas iba desde el borde del río Mapocho hasta la altura de las actuales calles Cruz o Retiro, internándose sólo unas cuatro cuadras "de campo". Sin embargo, lo que había más allá de este trazo de calles y cuadras se volvía tierra de nadie: arrabales peligrosos de la ciudad, en donde cada quién andaría expuesto a su suerte y en donde peligrosos rufianes podían encontrar refugio, totalmente ajenos a Dios y a la ley.
Al decir de Lavín, ni bien se abrió el camino, "hacia el oriente se extendía un poblacho que adquirió en cierta época renombre de inaccesible". Por esta razón, Las Hornillas logró una fama de territorio temible e inexpugnable, gracias a tenebrosos personajes que allí gobernaron al margen de todo.
La fabricación y cocción de ladrillos era una actividad constante y conocida en Las Hornillas, ya en tiempos coloniales, cuando eran traídos en caravanas de mulas y carretones, para las necesidades de construcción de la ciudad. Quizá proceda de ahí aquella denominación que mantuvo por más de un siglo, aunque en algunos planos de la época aparece también como el Camino de Colina, por dirigirse hasta esa localidad, y Camino de Renca, por conectar con éste que torcía hacia el poniente.
Cuando ya estuvo terminado el Puente de Cal y Canto y en plenas funciones para el público, los habitantes de los mencionados caseríos podían arribar a Santiago a través del mismo Camino de las Hornillas. Sin embargo, mientras aún se construía el puente, estuvieron abandonados a su suerte en muchos sentidos, condiciones propicias para que una temida figura se erigiera desde Las Hornillas proyectando su sombra sobre una ciudad: Pascual Liberona, acaudalado señor convertido en un rufián al que se intentó dar ribetes heroicos, de la misma manera que una generación posterior de bandoleros como Benavides o Los Pincheiras experimentaron también esta extraña mistificación idealizada sobre su recuerdo.
Los asaltos de Liberona, en sectores como Cuesta Chacabuco fueron legendarios, así como su audacia y su violencia, si se requería. Su velocidad y sagacidad lo llevaron a ser apodado "El Brujo". De acuerdo a su mito, fue el amo y señor de Las Hornillas, estableciéndose en un refugio con fama de bastión impenetrable para la autoridad, pues además de lo escurridizo para cometer sus fechorías y echarse al vuelo, tenía un contingente de secuaces armados y de cómplices que le daban protección, vigilancia e información. Vivía con comodidades, así, en su hermética barriada rural del camino, poseyendo también buenas propiedades en Colina según la leyenda.
Reconocido como un señor de modales refinados y alguna elegancia, aquella residencia de Liberona en Las Hornillas era de estilo casa señorial, según comentarios de Enrique Volpe Mossotti en "Responso para un bandolero". Probablemente se trataba una casona solariega con peones y sirvientes, aunque también había noticias de que tenía otro refugio junto al cerro Santa Lucía, donde nunca fue molestado por las autoridades. En "Santiago calles viejas", Sady Zañartu dice también que esta última casa que se presume suya allí, sería la que muchos creyeron erróneamente primera residencia de don Pedro de Valdivia en la ex Calle de los Patos, haciendo esquina con la actual Lastarria donde están la Iglesia de la Vera Cruz y el solar vecino. Se especula, además, que Liberona habría sido su constructor, pero mucha de esta información es incierta e indemostrable.
Los delitos del "Brujo" Liberona comenzaron hacia 1780, o al menos a partir de ese año hizo su fama. Dejaremos para otra entrada los detalles de su increíble biografía y sus sorprendentes hazañas en el mundo del abigeato y los asaltos; sólo diremos, por ahora, que fue capturado tras una imprudencia suya que lo dejó expuesto, siendo ejecutado en la horca de la Plaza de Armas, en 1796.
Con la caída de Liberona, el evangelio de la ley comenzó a llegar a la margen Norte del río, hacia la periferia de La Chimba en el Callejón de Las Hornillas.
Sin embargo, salvo por haber sido llamada también Callejón de la Cancha de la Piedra hacia el final de la colonia, según autores como René León Echaíz en su "Historia de Santiago, Las Hornillas permaneció casi sin cambios durante todo el período de las luchas de la Independencia y el ordenamiento de la joven República de Chile.



Comentarios

  1. Con lo maltratado que deben estar muchos monumentos y estatuas en el sector centro de Santiago, se debería gestionar restituir la estatua de Fermin Vivaceta y retornarla a su origen.

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