EL JURADO ERES TÚ!! REPECHAJE DEL CONCURSO DE RELATOS BARRIALES. CUARTA SERIE-TRES RELATOS
CUARTA SERIE DEL REPECHAJE (TRES RELATOS)
Según los miembros del jurado, era difícil dejar fuera tantos relatos que merecían ser reconocidos. Es por esta razón que nos propusieron 12 relatos para ser votados por el publico, en una suerte de repechaje, los cuales se irán publicando en esta páginas de tres en tres, cada dos días, a partir del lunes 31 de agosto.
NO DEJES DE PARTICIPAR Y ELEGIR A LOS TRES MEJORES
Para participar de la votación, haz llegar tu N° de carné y correo a: zonatipicapv@gmail.com, hasta el domingo seis (6) de septiembre a las 23:59 minutos, señalando que quieres participar en el concurso y te haremos llegar un voto electrónico al finalizar la publicación de los doce relatos.
LA
MEJOR FIESTA.
(Heaven’s
soul)
Mi
mamá me dio permiso para ir a la fiesta. Será en casa de mi mejor amiga y yo
sólo espero que vaya él, lo que sería maravilloso. Me visto con mis Teener
rojas, el jeans azul y el peto rojo.
Llego
al cumpleaños puntual a las ocho. Mi mamá se despide y me dice que vendrá por
mí al día siguiente.
Entro
al living, mi amiga me recibe con un abrazo, luego me guía hasta un grupo de
varios chiquillos. Converso con ellos, mientras me sirvo un vaso de Free. Dan
las nueve y comienza el baile, abro el Miti-miti de menta, echando un trozo a
mi boca.
Suena
Estoy por ti, de Amistades Peligrosas; uno de los chiquillos me pregunta si
quiero bailar, asiento y vamos hasta la pista, donde todos se mueven bajo la
luz de las ampolletas pintadas de diferentes colores. Entonces lo veo; mi
corazón se salta un par de latidos, pero sigo bailando, sin dejar que nadie
note la conmoción que hay en mi interior. Bailo y canto, intentando no mirarlo,
pero mis ojos me traicionan y al dar un pequeño vistazo, sus ojos están sobre
mí, bajo la vista sonriendo nerviosa.
Al
terminar el tema, le doy las gracias al muchacho y corro al baño para intentar
calmarme. Me demoro un poco y al salir, lo veo apoyado contra el muro. ¡Dios,
se ve tan guapo!
Se
acerca a mí y me dice “¿Quieres salir un rato? Hay algo que quiero decirte”. No
sé cómo me las arreglo para seguirlo hasta el ante jardín, ya que mis piernas
son de gelatina. A través de la reja, veo la calle Vivaceta, con sus faroles
alumbrando. Me siento parte de alguna teleserie, esto parece un sueño. Hablamos
de todo y nada por un rato, pero en un momento se queda callado y acercándose
más a mí, dice: “Qué difícil es encontrarte sola”; me remuevo inquieta y pongo
un mechón de cabello tras mi oreja. De pronto, sus labios están sobre los míos;
es un suave toque, que detiene mi mundo. Mis brazos van a sus hombros y los
suyos están en mi cintura. “Me gustas mucho” dice suave en mi oído, lo miro a
los ojos y respondo “también me gustas”. Cuando vuelve a besarme, sé que haber
venido a esta fiesta, es lo mejor que pudo pasarme en la vida.
LAS
FRUTILLAS DE PAPÁ
(Chechita)
Otra
tarde de Domingo. 15.00 horas. Terminé
mis quehaceres y parada en la ventana miro la calle. Solitaria, silenciosa, un
poco gris, quietecita como si se ocultara de un enemigo que la asecha en cada
esquina, en cada árbol, en cada vereda
y lo más triste, en cada vecino.
El
prolongado encierro ha mermado mi creatividad y pienso en algo para enfrentar
este atardecer. Una voz me saca del momento. Es mi esposo que me invita a un
cafecito, un cafecito que siempre viene acompañado de galletitas y una rica
conversa. Y vienen las palabras, generalmente recuerdos.
De
repente, y como si se iluminara mi interior, me veo sentada en una micro
recorrido Ovalle Negrete, tipo 16.00 hs, por Independencia y hacia Mapocho,
acompañada de mi papá. Y le digo ¿Sabes que me acordé?
Y le
cuento …….
Tendría
yo unos 22 años, y con mis papás y tres hermanos vivíamos en una casita
arrendada en Independencia 1559 casi esquina Inglaterra; ahí estaba también el
taller de confección de cortinas que había sido por años la fuente de ingresos
familiares.
Era
Domingo, media tarde. Como hoy. Mis
padres trabajaban de lunes a Domingo y entre telas, tijeras, y el sonido de dos
máquinas de coser, escuchaban tangos en una radio de esas de tubos, una RCA
Víctor. Y también noticias. Una de esas
noticias era el resultado semanal del sorteo de Polla Chilena de Beneficencia.
Mi papá, como era costumbre, compraba dos vigésimos todas las semanas y siempre
estaba atento al resultado. Estaba habituado a romper los boletos y esperar
otra semana para jugar al millonario. Era linda su carita de esperanza cuando
empezaban a dar los números premiados.
Revivo
con emoción verlo saltar de alegría y con lágrimas en los ojos gritaba ¡¡¡ le
achunté vieja¡¡¡ le achunté ¡¡ Nos premió La Diosa Fortuna!! ¡¡Hay que celebrar!!! saltábamos, nos abrazábamos. Fuimos felices.
En su
euforia me invita a comprar frutillas para hacer un ponche y celebrar. ¡¡Un
ponche!! Que simple, que sencillo. No
necesitábamos más. Por el barrio estaba
todo cerrado y nos fuimos a Mapocho, en la micro, como te conté. Y celebramos
con el más rico ponche que he tomado en mi vida.
No
recuerdo el premio, pero fue suficiente para conseguir su gran sueño: La casa
propia. La más linda y en su barrio de siempre:
Inglaterra entre Independencia y Maruri.
PRISIÓN
DEL TIEMPO
(Patoruzo)
Me
quedé al lado del monumento homenaje español a Pedro Aguirre Cerda. Deambulé
entre las tumbas del patio histórico y luego atravesé un cortejo cerca del
patio 29 pero … nadie me vio.
Ya
perdí la cuenta las veces que intente huir –a pesar de infinidad de almas a mi
lado- pero me niego aceptar el cautiverio sin saber qué hago aquí.
No sé
cuándo llegué al Cementerio General, solo sé que vi pasar la historia de la
ciudad atrapado entre sus muros.
¿qué
más puede hacer un fantasma?
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