RELATOS BARRIALES. LA PISCINA DEL SANTA LAURA
RECUERDOS DE LA PISCINA DEL SANTA LAURA
Sergio Zapata Santander, vecino de Navarrete y López
Que gloriosos veranos del 78. Años más años menos, puedo equivocarme, pero jamás me olvidaré los hermosos y placenteros momentos que disfruté en la piscina del Estadio Santa Laura.
Recuerdo como si fuera hoy entrando con mi
bolsito de cuero café tipo morral, que en cuyo interior solo cargaba una toalla
percudida y un traje de baño rojo con dos huinchas paralelas de color blanco a ambos
costados de este. El entusiasmo me acompaña
mientras me dirijo a los camarines a ponerme el bañador y toalla al cuello cual
modelo transita por una pasarela, cruzo el umbral de la puerta y tengo a mi entera
disposición un gigantesco prado verde que rodea el azul majestuoso de una
piscina bulliciosa y colorida.
El tiempo se detiene, mi corazón se regocija
con las imágenes de muchedumbre colorida, disfrutando cual pez en el agua. Las
familias con sus hijos disfrutan las caricias del sol de Febrero, recostados
sobre sus toallas distribuidas
geométricamente en el prado envolviendo y protegiendo celosamente una radio cassette doble parlante que gracias
a sus 8 pilas les permite escuchar y compartir la mejor canción del verano: 40 grados de los
Iracundos.
¿Alguien podría resistirse ante tales
encantos? Por supuesto que no y yo tampoco era la excepción. Tal vez rondaba
los 14 años, era solo un chico con un grupo de vecinos con los que recorríamos
la Av. Independencia hacia el Sur con el único y exclusivo objetivo de pasar
una refrescante tarde de verano de un
indeterminado fin de semana.
Gloriosa piscina del Santa Laura, lugar
republicano e igualitario, donde las familias sin caretas ni ropajes compartían
sana y alegremente los marcados y
calurosos veranos que en esos años se diferenciaban del resto de las
estaciones.
Bellos recuerdos, bellos momentos que marcaron
con fuego una infancia tal vez con escasos bienes materiales, pero con una
tremenda abundancia de Respeto, Amor e infinito agradecimiento por lo que
podíamos hacer.
Me viene el recuerdo de un hecho insólito en esa piscina. Había una gran expectación pues habia un muchacho que se lanzaba desde las graderías del estadio a la piscina. Me parecía una locura sin igual. Nos acercamos a ver quién era ese temerario que desafiaba todos lo recomendable. Con gran estupor me di cuenta que era mi hermano mayor que frisaba en los 18. Yo tenía 14 años y lo acusé con mis padres. Anduvimos enojados un tiempo. Un desatinado.
ResponderEliminarExcelente recuerdo lo que comenta los vecinos, nunca fui a esa piscina precisamente porque nuestros padres no nos daban permiso pero si podíamos ir a la piscina de Quezada Acharan dónde íbamos con nuestras amigas sólo en la mañana porque heramos socias y ahí nos atendía don Samuel.
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