EL TORREON DE LADRILLOS DEL BARRIO.
ANECDOTARIO DE LA GENERACION 78*
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Colegio Santa Luisa de Marillac, interior |
Un
colegio a cargo de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul que llega a
Chile en 1854 desde Francia. Es así como en Marzo de 1854, las 30 primeras Hermanas,
acompañadas por dos Sacerdotes de la Misión y un Hermano Coadjuntor,
desembarcaban en el Puerto de Valparaíso. Su primer servicio se realizó en los
Hospitales de San Juan de Dios y San Francisco de Borja en Santiago.
Nos
contaban en nuestras clases, que a una religiosa, Jesús le reveló el Escapulario de la Pasión, y luego
a, Catalina Laburé, la Virgen María le mostró la Medalla Milagrosa,
esparciéndose su devoción a todo el
mundo y nos regalaban las medallitas a
las alumnas del colegio para usarlas a
diario.
El
15 de marzo, día de celebración del colegio, las religiosas a cargo o hermanas
como le llamábamos siempre, nos regaloneaban con dulces panes de huevo y leche
de chocolate calentita que preparaban en
la gran cocina del colegio.- Había fiesta ese día y se abría la capilla del
patio interior del convento para cantar y llevarle flores a la virgen y a Santa
Luisa. Un pequeño templo de estilo neorrománico, con una nave central y su
cúpula rodeada de vitrales que al mirarles era como tocar un poquito de cielo.-
Al igual que el colegio, siempre impecable, lleno de jardines y siempre abierto
a la comunidad del barrio.-
Ahí,
entre esos grandes y robustos muros, vivimos ya hace casi 43 años, días
escolares de calidad, en paz yendo y
viniendo por las calles de este barrio, que hoy recordamos al habernos reunido
en un grupo de WS que se acompaña y cuida todos los días en estos tiempos
difíciles.-
Semana
de la Primavera con comparsas y vítores por las alianzas y carros
alegóricos adornados con globos
por las calles aledañas al colegio. La kermesse donde el gran patio
central del colegio se llenaba de stand con sabrosas comidas, festival de la
canción cerrando la candidatura de
reinas con un gran baile familiar. La
revista de gimnasia anual y competencias interescolares de Basquetbol femenino jugando de igual a igual con Sor Emilia que arremangada corría con el balón haciendo
el mejor dribling . La peña folclórica familiar, donde padres, apoderados, profesores,
vecinos y alumnas trabajaban en equipo para brindarle al barrio una fiesta
segura, entretenida ya que las hermanas
eran las más entusiastas de abrir el colegio a las familias del barrio.
Valoramos
siempre que ellas cumplieron cabalmente la misión que se les encomendó al venir
a Chile entregándonos una educación de
calidad, sin distinción social o económica, compartiendo una gran diversidad
humana incluso aceptando a familias con
distintas creencias religiosas.
Más
que una gran manzana de cuatro esquinas entre el colegio, la capilla y el
convento y la casa para hermanas mayores, un encuadre de las calles Venecia, Huasco,
Palermo y Freirina que guardan y
conservan los recuerdos de los 167 años de historia de esta Congregación
Vicentina en nuestro país.
Aún
nos vemos reflejadas en este carisma generoso y solidario; día a día
saludándonos en la mañana como cuando
iniciábamos la jornada escolar, cantando, dando gracias por el nuevo día,
respetando nuestro turno, y entrando a la clase llenas de sueños y alegrías.
Al
conmemorar la Semana del Patrimonio, recorro mi barrio, observo este edificio y
rememoro que, allí, entre Huasco 1956,
hoy el Jardín Regacito y Venecia 1640, el Santuario de la Medalla Milagrosa
junto a mi generación 78, forjamos sueños, amamos la vocación de servicio,
comimos las más ricas naranjas robadas del huerto, nos disfrazamos, viajábamos
a las colonias de verano y conocimos la vida…el verdadero patrimonio viviente, ahí.
En el torreón de ladrillos del barrio.-
*Anita Guede, vecina de Navarrete y López
Muy lindo relato.
ResponderEliminarQue lindas vivencias! Es una lástima que el tan preciado, colegio santa Luisa de Marilac ya no exista, sobretodo en estos tiempos de tanta desigualdad social...cada vez que acudo a la capilla, me embarga un sentimiento de agradecimiento y Paz, las monjitas son un amor!
ResponderEliminarTal cual. Leer este relato me hace recorrer tan añorados recuerdos. Solo agradecer de haber estado en el lugar preciso y con las personas precisas.
ResponderEliminarNvilerbrunri Julie Ritter click
ResponderEliminarringhandsoma