MENCIONES HONROSAS DEL CONCURSO DE RELATOS BARRIALES 2022
PRIMERA MENCIÓN HONROSA
TÍTULO: LIBERTÁ
(Owi)
Corría el año 1985, con un terremoto a cuestas y el peso de la dictadura. La expropiación de nuestra casa Quintana # 350 al inicio de Vivaceta era inminente. Fui ahí cuando mi madre María buscó un hogar donde continuar nuestra vida, en su búsqueda llegó a este bello rincón donde las arañas tejen su nido, precisamente en los nidos con Diana Valderrama (la cual nunca he sabido quién fue).
Cuando llegamos a ver la casa El dueño era un tal Carlos Mateucci,
el cual tenía una voz cálida con un tono
tipo radio FM, lo cual me pareció extraño, mi querida vieja le preguntó, es ud
locutor, el caballero muy parsimonioso le respondió, si, escúcheme en la radio
el conquistador FM, luego nos dimos
cuenta que aquel caballero que le vendió la casa era ni más ni menos que
Lorenz Young locutor de la radio el conquistador y de programas como el Dr.
mortis y lo que cuenta el viento, años después el mismo Don Lorenz o Carlos
volvió queriendo comprar de vuelta la casa a mi madre incluso
ofreciendo más dinero, pero ya era tarde,
le habíamos tomado el gusto a este espacio, el cual se convirtió en
nuestro hogar. Siempre me quedo la duda de porque quería volver, que era lo
especial que tenía la casa, me pasaba unas películas, creyendo que quizá había
dejado enterrados unos cuerpos en el patio o quizá un tesoro en alguna pared,
pasado el tiempo entendí lo que él extrañaba , quizá eran los veranos calurosos
dentro de las casas frías de nuestra población o quizás ese coro de niños
gritones amontonados en el balneario piscinístico como una cazuela llena de
arroz, o el cantar de los pajaritos delatores del sueño o la paz de las tardes,
o quizá solo salir y sentarse en el Balcón y mirar , solo observar la vida
desde arriba.
En esos días se escuchaba en el aire los
sones de protesta encubierta de los prisioneros y en nuestra diana se tomaban
la calle 40 niños jugando a la pelota, era un verano de verde Pasto, Acacios
floridos y mamás barriendo las veredas. Esas tardes eran ideales para salir en labicicross
y dar una vuelta por Quezada Acharan, pasar por las peluquerías, el almacén y
bajar por Palermo, luego doblar en Freirina y de una chantada con la pata
llegar a la casa. Entre ocho y ocho media Comenzaba a caer el sol, tornándose
el cielo de un naranja cálido, los niños ya empezaban su éxodo, cada uno a su casa,
mientras desde la ventana con grandes letras, más allá de mi calle, de la cancha,
la piscina, atravesando Vivaceta aparecía olvidado el teatro del cual yo solo
alcanzaba a leer la palabra libertad….
SEGUNDA MENCIÓN HONROSA
TÍTULO: EN UN LARGO TOUR… DE LA BANDERA A LA
INDEPENDENCIA
(Tonino)
Recuerdo que dije algo así como: No lo hagas, no va a funcionar. Siempre con el mismo cuento del puchito que se prende y la micro que aparece mágicamente, mejor juntemos las monedas.
Cuando las recibí una a una, tomé un
buen sorbo de cerveza hasta el final y lancé la lata lo más lejos que pude,
estaba agradable la noche.
-¡No lo puedo creer! grité, y todos nos
echamos a reír. Di dos fumadas a ese Marlboro doblado de cajetilla blanda y observé
cómo mágicamente aparecía ante nosotros una micro chica tipo liebre, bajita,
oscura, con neones morados, calcomanías, colas de zorro por doquier, muy
amarilla y romántica como ella sola. Volaba hacia nosotros tocando la bocina a
su máxima expresión, quizás con el fin de hacer una entrada triunfal
apareciendo desde las tinieblas del paso nivel por San Diego hacia la calle
Bandera.
Mil pesos serían más que suficiente para
llevar a cuatro jóvenes, flacos, sucios y mal vestidos, unos badulaques
cualesquiera. Un par de “granadas de mano” de medio litro bien frías y el medio
pucho apagado en el bolsillo, el de la suerte, que obviamente no dejé ir, ya
que la jornada prometía.
Con esas credenciales hicimos parar
nuestro carruaje y apostamos a ganador, había que llegar a la Plaza Chacabuco
como fuese.
Una vez todos arriba, procedimos al
característico ritual de agradecimientos hacia quien nos llevaba a destino.
Recibimos medio boleto cada uno, lo que invitó a celebrar el tremendo acto de
generosidad de aquel buen hombre, con frases características del tipo: ¡gracias
tío!, ¡se pasó! y la mejor de todas, ¡grande maestro!, a lo cual el respondió:
-¿Maestro yo?, Maestropeado querrán decir los niños. Nos rendimos a las
risas.
Arriba… una fonda completa. La
cumbia salsa y son, sonaban en esos parlantes agripados que invitaban a una
noche espectacular, y cómo no, si íbamos al estadio Santa Laura a ver a los
grupos Illapu, Sol y Lluvia, Godwana y Los Tres. Solo había que dejarse
encantar por aquella maravillosa procesión sobre ruedas, que a ratos y en las
curvas cerradas, nos recordaba que Dios era nuestro copiloto.
Fue allí donde te vi. Me clavaste la
vista y me invitaste a pasar al final del pasillo, como si no hubiese existido
nadie más, bailabas y bebías como gitana, mientras dos guitarras muy resfriadas
y un coro de solo buenas intenciones, cantaban a todo pulmón “Dónde
estabas tú”. No me cabe duda que despertamos a más de uno, cuando
pasamos por fuera del Cementerio General.
Decidido a conocer esos ojos que no dejaban
de mirarme, avancé dos pasos, cuando de un frenazo, retrocedí seis y quedé
abrazado a la pecera con los boletos en la mano. Fue en ese momento que se
escuchó al “Maestropeado” decir lanzando un vozarrón ensordecedor “ no
olvide los vasos mijo”, entendiendo de forma muy clara la petición del
dueño del boliche. Atónitos, vimos que uno de nosotros, fue el
enviado a una increíble misión. Lo habían enviado al “SOL” ida y vuelta, a la
gran botillería en la intersección de Río Jachal. Estábamos en Av. Independencia,
y quedaba poco camino.
Todos arriba y de vuelta a la marcha,
vasos llenos navegaban desde el motor hasta el tubo de escape, y yo concentrado
en una sola cosa, la búsqueda de esos ojos hipnotizantes. Ven, ven, leí en tus
labios, y en un acto de realismo mágico, los chicos del fondo hicieron explotar
todo, con una quena, un pandero y las cuerdas que le daban vida a la
introducción de “En un largo tour”, todos tomamos aire para que se escuchara
fuertemente, “a esta hora, justamente, a esta hora”.
Permiso y compromiso fueron mis frases
de puntas de lanza en aquel tupido bosque humano, buscando el anhelado
encuentro con aquella ninfa. Cuando llegué una bocanada de humo me dejó en los
labios, me acerqué a su oído y giró, me dejó oler el afrodisiaco perfume en su
cuello que me invitó a suspirar largamente, experimentando una explosión de
sentidos. Fue en ese instante cuando nuestras miradas se conectaron que decidí
hablar. Un frenazo violento, y todo ese mágico encuentro desapareció a la
altura de Nueva de Mate, luces encendidas y el proceder de tiempos oscuros por
parte de la fuerza pública, nos dejó el alma en un hilo. Nos formaron afuera
del bazar El Filatélico, entre caballos, lumas y linternas, momento
perfecto para vaciar rápidamente los bolsillos y aprovechando la penumbra de
esa agitada noche de verano, unos corrieron y otros nos quedamos.
Te busqué inútilmente entre un mar de
gente y no te vi más. Te había olvidado y en estas letras te recordé.
TERCERA MENCIÓN HONROSA
TÍTULO: LOS OLVIDADOS
Siempre alegró mi niñez ver por
las calles del barrio al típico personaje que a uno como niño le causaba risa y
Alegraba tu día al verlos pasar.
Estaba el Formula1, un hombre con
gigantes lentes de plástico, que parecía
una mariposa y se creía auto, tenía un Manubrio en sus manos y caminaba semi agachado simulando la
conducción de un vehículo motorizado. Siempre al regresar del Colegio a casa lo
veía en Av. Independencia, y entre los vehículos emitía el ruido de un motor
cuando acelera, Ran, Ran, Ran, Ran....yo me detenía a mirarlo y me causaba
tanta risa pues como si fuera poco aparecía otro señor al que le llamaban El
Alcalde, quien entre los autos dirigía el tránsito, y los detenía para que la gente
atravesara la calle. Su figura era muy
particular por su cara muy alargada y un impermeable largo hasta el suelo color
Verde Olivo. Generalmente lo recuerdo aparecer en las frías tardes de invierno,
donde bajo la lluvia él iba con su bidón, para comprar parafina en la Copec,
frente a Central, él, aparte de dirigir el transito organizaba la fila de los
vecinos que comprábamos el combustible para nuestras estufas.
Nunca supe donde vivía.
También estaba Tarzán, un vecino
de Av. Inglaterra al que bautizaron así, pues cuenta la leyenda que había sido
campeón de natación y atravesaba la piscina Santa Laura caminando por debajo
del agua. Siempre se le veía en su bicicleta y con muchas bolsas colgando.
En esos ir y venir uno se cruzaba
con Capachito , otro señor adicto al alcohol, que se paraba a pedir dinero
fuera de los pooles y la botillería Il Rorro, y todos lo reconocían por sus típica
frase ''Clarito que si"".
Transcurrían los días de los años
70 y llegaba el día de Feria donde nos cruzábamos con Renecito, el primer
vecino que vestía de mujer con grandes medallones, pelo escarmenado, pantalones
pata de elefante, zapatos con tacones, llamativas camisas y unos grandes
anteojos, sumado a un perfume que se sentía a varios metros de distancia. A
pesar de la época recuerdo que la gente de la feria lo respetaba pues era un
vecino muy educado.
Al volver a casa de improviso aparecía El
Falabella, un mendigo descalzo que arrastraba cajas y siempre tenía muchos harapos
en su cuerpo, pelo apelmazado el cual siempre veía extremadamente despeinado.
Y así el barrio tenia distintos personajes
que eran parte del entorno y que a diario se cruzaban en nuestro camino.
Como Benito El Lechero, Don Hugo
el Manicero con su Blanco buquecito y su
calientito el Maní. El Cartero Ariel, La señora Gladys que repartía el periódico
junto a sus pequeños hijos cuyo kiosko estaba en Inglaterra e Independencia.
Al vecino Corino, de Dgo. Sta. María
,quien en esa época tenia cerca de 17
años y creó una radio pirata llamada ''
Radio Vampiro' la cual emitía la señal con una antena de colgador de ropa y le
robaba señal a los Carabineros de la 30 comisaria, hasta que 1 día casi casi lo
pillan, cuando la radio hizo interferencia con la radio de Carabineros y
escucharon decir 'Radio Vampiro"...Asustado, corrió al techo de su casa a
desarmar la Antena velozmente pues por la misma radio le anunciaron que irían
por él.
Pero al que jamás olvidaré, será
al hombre mudo que pedía limosna casa por casa con un carretón, quien toda la vida pedía comida por intermedio de señas.
Hasta que un día de verano, en época de vacaciones, yo estaba en la playa de El
Litoral Central, cuando ya era adolescente, y lo veo corriendo en la orilla
playa en traje de baño, con una sandía bajo el brazo bien bronceado. Y grande fue
mi sorpresa, pues cuando me vio, levantó la otra mano y gritó a
toda voz, holaaa vecinaaa..........en ese momento dije.
! Milagro, el mudo habló!
Gracias por considerar mi relato y obtener una mencion Honrosa.
ResponderEliminarAtte
Laura o Laury's
Soy yo 🤣
EliminarPrima querida, cada día me sorprendes con algo nuevo. Haces tantas cosas y todas tan diferentes y todas las haces bien. Te admiro y te quiero mucho. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Primita ...Ni yo sè de todas las cosas que hago y a veced me sorprendo a mi misma cdo tengo algun reconocimiento
EliminarFelicitaciones Laura!!!’
EliminarMuy buenos los relatos, Laura siempre son su cuota de humor en cada historia contada.. Felicitaciones a todos.
ResponderEliminarGracias Amiga querida
EliminarReconoci alguno de los personajes, muy bueno el relato, todo lo que haces es maravillosi
ResponderEliminarMuchas Gracias Nany
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