ECOS DE LA ESCUELA 18 Y DE LA PROFESORA BRUNILDA COUBLIS

Autores: Familia Bensan Jofré, ex vecinos del sector

UN EJEMPLO DE INCLUSIÓN SOCIAL 

Hace varios años en un día como hoy, una persona se me acerco en un estacionamiento y me dijo Richard, lo miré y me encontré con desconocido calvo, viejo y pequeño, yo que había cerrado mi gran cheroqui, lo juro me asusté. Pero, su gentileza y mi nombre me permitieron contestar bien, gracias y me dijo, ¿¿No te acuerdas verdad??  Asentí con la cabeza y me dijo soy Rodrigo tu compañero de curso en la escuela 18 de la calle Nueva de Matte y los Nidos, en Independencia, jugamos juntos por más de 6 años y no me reconoces, lo miré a sus ojos y vi aquel pequeño de siete años e impulsivamente le dije Rorro el güeno pa’ la pelota.  Lo abrace y me abrazo, aquel recuerdo y los más de sesenta años transcurridos sin vernos nos permitió reconocernos sin ninguna palabra.

Le invité un café y nos sentamos a relatar nuestras vidas, después me dijo que estudió medicina con beca por notas y yo le dije que era Ingeniero Hidráulico y que trabajé casi toda mi vida en Codelco, orgullo para ambos como egresados de una escuela pública por allá en el año 68, ubicado en el corazón de la comuna de independencia, ambos originarios de una clase trabajadora, con las mamás en casa, con los papás regresando en las noches, sin grandes aspiraciones para nosotros, éramos gente sencilla.

Hablamos como si no hubiera pasado una vida completa por nuestros cuerpos, ojos, y mente, y al final de la tarde me dijo que tenía cáncer terminal al estómago y al llegar a mi casa, ver a mis hijos, mi esposa y mi estatus, reconocí un vago sentimiento de culpa de haber olvidado esos maravillosos años en esa escuela que para 1957 era una maravilla, era un conjunto de dos colegios uno para mujeres y otro colegio para hombres, separación ideológica en el mundo de esos días.  No la sentí, cuando mi hija apareció en mi escritorio y me dice papi, me vas a dejar a la estación, voy con mis amigos a la playa y me reí de mis pensamientos y orígenes y la abracé y no entendió lo que pasaba y como de costumbre le dije, No te preocupes no pasa nada.

A la semana siguiente inicie una búsqueda histórica de los nombres de otros de los compañeros de ese curso en la ESCUELA DIECIOCHO de Independencia, ubique a cinco de ellos los contacte, nos juntamos y conversamos de nuestras vida, familias, hijos y otros, y pude constatar que nuestros quehaceres y contactos pensábamos diametralmente de los resultados económicos y políticos de los sucesos vividos, ellos en su mayoría vivián en un mundo mucho más progresista que yo, y accedieron a una propuesta que no parecía emanada de mi forma de pensar.

Les propuse que en agradecimiento a lo que éramos ahora de viejos, ayudáramos a la escuela 18 para que muchos otros niños tuvieran la oportunidad de recibir una mejor educación y tuvieran la oportunidad que nosotros pudimos recibir del Estado y que teníamos a la vista con nuestras actuales vidas.

Convenimos en crear una sala de computación para la escuela número 18 de Independencia, conversamos, discutimos, aportamos y con fecha octubre de 1993, hicimos entrega de esta sala y nombramos la sala BRUNILDA COUBLES, como se llamaba nuestra profesora de esos años, que ya no vivía.

La emoción de ver a todos los alumnos formados  en el día de  inaugurar la sala, al igual como lo hacíamos todos los días lunes, cantar  la canción nacional, al igual que esos días cuando nos revisaban las uñas cortas, las orejas limpias, los pañuelos de tela limpios, los zapatos lustrados, las cotonas impecables, me hizo un nudo en la garganta al vernos viejos, enfermos  y con experiencias diferentes en la vida, y que ese colegio  consiguió crearnos, criarnos y surgir cada uno en su vida, me hizo  dar gracias a dios por poder dar una nueva gota de agua a la escuela 18 que nos enseñó tanto  y  que ojalá cada persona pudiera dar un minuto  de su vida  a sus colegios de orígenes para ser mejores y más comprensivos y empático en la vida  y ver a la juventud que regirá el futuro de nuestras vidas y en especial la emoción de Rorro, que lloraba a mares  y que un discurso  expresó “este es el  momento mejor de mi vida y me voy tranquilo y con dios”.

 GALERIA DE FOTOS

  





Ricardo Bensan y su amigo de toda la primaria



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