LOS LUNES POPULARES DEL TEATRO LIBERTAD
RELATO VIVENCIAL DE UN VECINO DEL BARRIO
COMETA ESCUDERO, vecino de calle Diana
Entre la pastelería y el baño de las
mujeres, había un pasillo que comunicaba el baño de los varones y la boletería
de la galería. El corredor continuaba hasta una segunda escalera que se
comunicaba con el balcón. Esta no se usaba, era solamente para un caso de
evacuación, y al final una puerta de escape que daba a un patio.
A la izquierda del patio estaban las
puertas de escape de la platea. A la derecha del patio, colindante con la calle
José Bisquert, estaba cerrado por unas puertas de rejas que podían abrirse en
caso de evacuación de la platea, el balcón y para apoyar la salida de la
galería.
En el patio, entre la reja y la puerta de
emergencia del balcón, había una cortina metálica que comunicaba la entrada a
la galería, la cual tenía acceso para el público por la calle José Bisquert.
Frente a la cortina, estaba la amplia escalera a la galería. Subiendo por esta
escalera, pasando la mitad derecha había una puerta para entrar a un recinto
donde se proyectaban las películas a través de unos orificios que traspasaban
la altura del muro trasero del balcón.
Todos los días de la semana exhibían tres
películas rotativas.
Los domingos se llenaba de asistentes ya
que se proyectaban nuevas películas y la continuación de la serial del momento.
En ese tiempo, al frente del teatro
Libertad, toda la manzana donde está la piscina estaba cerrada por un cerco.
Justo al frente del teatro, ponían apoyados al enrejado alrededor de cinco o
seis carteles grandes con fotos, dibujos y escrituras hechas por el dibujante,
promocionando las películas. Habitualmente, en la esquina de la avenida
Vivaceta con Héctor Boccardo, colocaban el cartel con los nombres de las cuatro
películas de los “Lunes Populares”. Los lunes, además de las cuatro películas y
la repetición del capítulo de la serial del domingo, la entrada era mucho más
barata. La gente se aglomeraba en las filas de las boleterías. La platea, el
balcón y la galería se llenaban de espectadores. A veces, del prostíbulo de la
“Tía Carlina”, venían cinco o seis "niñas", integrantes del “Blue
Ballet”. Si alguien las molestaba, en patota los enfrentaban.
Afuera, por la avenida Vivaceta, entre la
entrada del “Libertad” y la pastelería del teatro, se instalaba un
“lustrabotas”. Yo, tan niño, lo veía muy viejo. Tendría poco más o menos
sesenta años, corpulento. Sentado en un banquito con su cajón lustrabotas y un
piso para los clientes.
Lustraba los zapatos, leía el diario o
conversaba. Siempre con la boca llena de tabaco masticándolo. Tenía los labios,
los dientes y la lengua negra. Se veía a su costado, en el suelo, uno o dos escupitajos
pastosos y negros. De repente escupía la pasta y enseguida sacaba de una bolsa
de género hojas de tabaco, cortaba un poco, se lo echaba a la boca y seguía
masticándolo como si fuera lo más sabroso del mundo.
En algunos días de la semana y todos los
lunes, yo con mis amigos íbamos al teatro Libertad. Llegábamos a la puerta de
la galería a tratar de colarnos ansiosos de ver la serial. El momento ideal
para pasarnos era en los intermedios o cuando se cortaban las películas, ya que
bajaban en tropel a comprar tortillas y agolpaban la entrada.
Nosotros, esperanzados, con las orejas
paradas por si escuchábamos los gritos y silbidos. Cuando se cortaban las
películas, todo el gentío reclamaba chiflando y gritando: “Cojo tal por cual”.
La señora vendiendo tomaba las tortillas y con la misma mano recibía la plata.
Nadie se fijaba en la higiene.
Nosotros aprovechábamos para pasarnos por
la reja que daba al patio. Tres o cuatro de los fierros los teníamos arqueados
de tanto manipularlos. Uno por uno metíamos una pierna y un brazo, luego la
cabeza, pasábamos el cuerpo y ya estábamos al otro lado.
El primero que pasaba al patio corría a
revisar las puertas de evacuación. Si alguna no estaba bien cerrada, la
aprovechábamos y entrábamos. La puerta preferida era la que daba al pasillo, ya
que teníamos la opción de subir al balcón o seguir por el corredor, pasando por
el baño de los varones al Foyer y entrar a la platea.
Si las puertas estaban cerradas, como el
portero estaba de espalda rodeado de público que compraba tortillas descuidando
la cortina, la que siempre estaba un poco levantada, lista para un caso de
evacuación. Pasábamos debajo de ella, subíamos la escala y llegábamos a la
galería. Felices veíamos las películas y la serial.
El teatro Libertad repleto de
espectadores, hasta en las puertas abiertas de la platea, parados en los
pasillos y no dejaban ver a muchos que estaban sentados. Las puertas de escape
abiertas con público rebasándolas hasta el patio. Adentro, los más viciosos
fumaban. El aire caliente ahogaba. La luz se filtraba por las puertas, las
cortinas de género corridas. Si alguien necesitaba ir al baño tenía que
aguantarse porque si salía no entraba más. Las taquillas con hileras de gente
esperando.
Un “Lunes Popular” en el que nos colamos
por la puerta de escape de la platea. Tuve la mala fortuna de que me viera un
acomodador y de la mano me llevó a la calle.
Estuve horas tratando de entrar. Ya había
anochecido cuando logré pasar el enrejado, pero las puertas estaban cerradas.
No quise pasar bajo la cortina metálica para ir a la galería. Mis amigos en la
platea disfrutando las películas y yo solo en la oscuridad, preferí esperar.
Afortunadamente, de repente mis amigos me
abrieron la puerta que daba al pasillo y aliviado pude ver la serial.
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De las historias más entretenidas y nostálgicas que he leido de nuestro barrio en general y del Tratro Libertad.
ResponderEliminarGracias Cometa Escudero
Gracias a usted por su opinión
EliminarGracias
Don Marcial, Agradezco mucho sus felicitaciones. Su desbordante comentario me dio valor. Epso facto, mi Ego se irguió, mi memoria se activó y mi mano me gritó: Pasame un lápiz. Así, los tres coludidos escribieron un relato llamado. " El Inolvidable teatro Libertad ", en su honor.
ResponderEliminar¡Quizás tenga usted la ocasión de leerlo.
¡Ojalá no lo decepcione . Pero si tuviera alguna crítica también me ayudaría .
Un abrazo para usted y gracias nuevamente.
Saludos COMETA ESCUDERO.
Ipso Facto...me equivoque en esta palabra
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