LOS LUNES POPULARES DEL TEATRO LIBERTAD

 RELATO VIVENCIAL DE UN VECINO DEL BARRIO

COMETA ESCUDERO, vecino de calle Diana


En la década de los cincuenta, cuando yo tenía alrededor de nueve años, a veces me reunía con un grupo de niños en la plaza Fidel Muñoz Rodríguez. Tres de ellos vivían en la calle Escanilla, dos en la calle Freirina, uno en la esquina de la plaza y el otro en la esquina de Nueva De Matte.
Foto de una perspectiva de la Placa FMR
Con ellos recorrí los parques: Forestal, Cousiño, La Quinta Normal, el cementerio General el estadio Santa Laura y el Católico, el Hipódromo Chile, el canal La Punta, los cerros Blanco y Santa Lucía, entre varios otros lugares. Subíamos a la virgen o al zoológico en el San Cristóbal, así como íbamos a varios teatros. Entre ellos, al preferido Teatro Libertad, que tenía en la entrada dos taquillas. Siempre funcionaba la de la derecha. Detrás de la boletería izquierda, por una puerta ubicada en la avenida Vivaceta, se llegaba a una escalera para bajar al subterráneo donde se amenizaban bailes. Yo debo haber bajado como dos veces y no recuerdo mucho del salón de baile.
Foto del Teatro Libertad
 A continuación de la mampara y la puerta de vidrio donde el portero controlaba las entradas del público, estaba el Foyer. A la izquierda de este estaba la escalera para subir al balcón, cerca estaba la oficina del administrador. Al centro estaban las puertas de la platea, Al lado derecho de las puertas estaba la pastelería y en el rincón estaban los baños de las damas.

Entre la pastelería y el baño de las mujeres, había un pasillo que comunicaba el baño de los varones y la boletería de la galería. El corredor continuaba hasta una segunda escalera que se comunicaba con el balcón. Esta no se usaba, era solamente para un caso de evacuación, y al final una puerta de escape que daba a un patio. 

A la izquierda del patio estaban las puertas de escape de la platea. A la derecha del patio, colindante con la calle José Bisquert, estaba cerrado por unas puertas de rejas que podían abrirse en caso de evacuación de la platea, el balcón y para apoyar la salida de la galería.

Un escenario típico de Teatro

En el patio, entre la reja y la puerta de emergencia del balcón, había una cortina metálica que comunicaba la entrada a la galería, la cual tenía acceso para el público por la calle José Bisquert. Frente a la cortina, estaba la amplia escalera a la galería. Subiendo por esta escalera, pasando la mitad derecha había una puerta para entrar a un recinto donde se proyectaban las películas a través de unos orificios que traspasaban la altura del muro trasero del balcón.    

Todos los días de la semana exhibían tres películas rotativas. 

Los domingos se llenaba de asistentes ya que se proyectaban nuevas películas y la continuación de la serial del momento.

En ese tiempo, al frente del teatro Libertad, toda la manzana donde está la piscina estaba cerrada por un cerco. Justo al frente del teatro, ponían apoyados al enrejado alrededor de cinco o seis carteles grandes con fotos, dibujos y escrituras hechas por el dibujante, promocionando las películas. Habitualmente, en la esquina de la avenida Vivaceta con Héctor Boccardo, colocaban el cartel con los nombres de las cuatro películas de los “Lunes Populares”. Los lunes, además de las cuatro películas y la repetición del capítulo de la serial del domingo, la entrada era mucho más barata. La gente se aglomeraba en las filas de las boleterías. La platea, el balcón y la galería se llenaban de espectadores. A veces, del prostíbulo de la “Tía Carlina”, venían cinco o seis "niñas", integrantes del “Blue Ballet”. Si alguien las molestaba, en patota los enfrentaban.

Cancha mirada desde Los Nidos
No se llenaba tanto los otros días de la semana y en el balcón se veían varias parejas besándose con muy poco interés en las películas.

Afuera, por la avenida Vivaceta, entre la entrada del “Libertad” y la pastelería del teatro, se instalaba un “lustrabotas”. Yo, tan niño, lo veía muy viejo. Tendría poco más o menos sesenta años, corpulento. Sentado en un banquito con su cajón lustrabotas y un piso para los clientes.

Lustraba los zapatos, leía el diario o conversaba. Siempre con la boca llena de tabaco masticándolo. Tenía los labios, los dientes y la lengua negra. Se veía a su costado, en el suelo, uno o dos escupitajos pastosos y negros. De repente escupía la pasta y enseguida sacaba de una bolsa de género hojas de tabaco, cortaba un poco, se lo echaba a la boca y seguía masticándolo como si fuera lo más sabroso del mundo.

Imagen de un lustrabotas
 Por la calle José Bisquert estaba la boletería y la entrada a la galería. Junto a la puerta, por muchos años, vi a una viejita sentada en un banquito con un bracero encendido al frente de ella, calentando “tortillas”, estas eran unos pancitos redondos. A su lado mantenía un saco harinero todo manchado con carbón, lleno de “tortillas”.

En algunos días de la semana y todos los lunes, yo con mis amigos íbamos al teatro Libertad. Llegábamos a la puerta de la galería a tratar de colarnos ansiosos de ver la serial. El momento ideal para pasarnos era en los intermedios o cuando se cortaban las películas, ya que bajaban en tropel a comprar tortillas y agolpaban la entrada.

Nosotros, esperanzados, con las orejas paradas por si escuchábamos los gritos y silbidos. Cuando se cortaban las películas, todo el gentío reclamaba chiflando y gritando: “Cojo tal por cual”. La señora vendiendo tomaba las tortillas y con la misma mano recibía la plata. Nadie se fijaba en la higiene.

Vendedora de tortillas

Las tortillas, calientes por un lado y frías por el otro, y duras como palo, pero con hambre eran deliciosas. El portero atareado, cuidando la entrada, descuidaba la cortina y la reja.

Nosotros aprovechábamos para pasarnos por la reja que daba al patio. Tres o cuatro de los fierros los teníamos arqueados de tanto manipularlos. Uno por uno metíamos una pierna y un brazo, luego la cabeza, pasábamos el cuerpo y ya estábamos al otro lado.

El primero que pasaba al patio corría a revisar las puertas de evacuación. Si alguna no estaba bien cerrada, la aprovechábamos y entrábamos. La puerta preferida era la que daba al pasillo, ya que teníamos la opción de subir al balcón o seguir por el corredor, pasando por el baño de los varones al Foyer y entrar a la platea.

Si las puertas estaban cerradas, como el portero estaba de espalda rodeado de público que compraba tortillas descuidando la cortina, la que siempre estaba un poco levantada, lista para un caso de evacuación. Pasábamos debajo de ella, subíamos la escala y llegábamos a la galería. Felices veíamos las películas y la serial.

Foto de la pasión de Cristo
Cuando más se repletaban los teatros era en la Semana Santa, todo el mundo con apetito de ver la “Pasión del Señor”. La misma vieja película de todos los años. Nunca mostraban el rostro de Jesús. Los personajes parecían títeres. Corrían los soldados, los apóstoles, todos corrían hasta Jesús cargando la cruz.

El teatro Libertad repleto de espectadores, hasta en las puertas abiertas de la platea, parados en los pasillos y no dejaban ver a muchos que estaban sentados. Las puertas de escape abiertas con público rebasándolas hasta el patio. Adentro, los más viciosos fumaban. El aire caliente ahogaba. La luz se filtraba por las puertas, las cortinas de género corridas. Si alguien necesitaba ir al baño tenía que aguantarse porque si salía no entraba más. Las taquillas con hileras de gente esperando.

Foto de rollo de películala antigua

La película más vieja que el cuete se cortaba tres o cuatro veces. La multitud cansada sudando se olvidaba del Viernes Santo, y a garabatos limpios y chiflidos le reclamaban al “Cojo”.

Un “Lunes Popular” en el que nos colamos por la puerta de escape de la platea. Tuve la mala fortuna de que me viera un acomodador y de la mano me llevó a la calle.

Estuve horas tratando de entrar. Ya había anochecido cuando logré pasar el enrejado, pero las puertas estaban cerradas. No quise pasar bajo la cortina metálica para ir a la galería. Mis amigos en la platea disfrutando las películas y yo solo en la oscuridad, preferí esperar.

Afortunadamente, de repente mis amigos me abrieron la puerta que daba al pasillo y aliviado pude ver la serial.

 

¡Gracias por ser parte de este importante legado! Haz clic aquí para firmar, si no lo has hecho antes


SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES (RRSS)

zonatipicapv.cl (Página web)

zonatipicapv.blogspot.com (Blog)

Zona Tipica Población Vivaceta N&S-Los Nidos (YouTube)

@zona_pv (Twitter)

Zona Típica PV-Los Nidos (Facebook)

@pvnortesur (Instagram)

radiorutaustral.cl, los sábado de 11:00 a 14:00 horas

 

 

Comentarios

  1. De las historias más entretenidas y nostálgicas que he leido de nuestro barrio en general y del Tratro Libertad.
    Gracias Cometa Escudero

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a usted por su opinión
      Gracias

      Eliminar
  2. Don Marcial, Agradezco mucho sus felicitaciones. Su desbordante comentario me dio valor. Epso facto, mi Ego se irguió, mi memoria se activó y mi mano me gritó: Pasame un lápiz. Así, los tres coludidos escribieron un relato llamado. " El Inolvidable teatro Libertad ", en su honor.
    ¡Quizás tenga usted la ocasión de leerlo.
    ¡Ojalá no lo decepcione . Pero si tuviera alguna crítica también me ayudaría .
    Un abrazo para usted y gracias nuevamente.
    Saludos COMETA ESCUDERO.

    ResponderEliminar
  3. Ipso Facto...me equivoque en esta palabra

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Ahora puedes hacer tu comentario y enriquecer nuestra publicación. Verifica si estás suscrito a nuestro blog.
Gracias

Entradas populares de este blog

EL ORIGEN DE LA HISTORIA DE LA TÍA CARLINA*

¿QUIÉN SE HACE CARGO? LOS CÓMPLICES SILENTES

SE UNEN MÁS CIUDADANOS REFLEXIVOS Y COMPROMETIDOS